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Por Agroempresario.com
La Isla de Pascua, o Rapanui como la llaman sus habitantes, ha sido siempre sinónimo de misterio y majestuosidad gracias a sus famosos moáis. Sin embargo, este emblemático rincón del Pacífico Sur podría pronto ofrecer un nuevo recuerdo de visita: vino con denominación de origen propia. Recientemente, el Ministerio de Agricultura de Chile aprobó la D.O. para el vino producido en esta remota isla polinesia, marcando un hito significativo en el mundo vitivinícola chileno.
La historia del vino en la Isla de Pascua se remonta a 1866, cuando los sacerdotes franceses Kaspar Zumbohm y Theodore Escolan introdujeron las primeras vides con el objetivo de producir vino para la misa. Sin embargo, no fue sino hasta 2008 que comenzó el primer proyecto de producción comercial de vino en la isla.
El cráter volcánico Rano Raraku, famoso por sus moáis y ahora por sus vides silvestres, ha sido testigo de los esfuerzos para cultivar vino en un entorno desafiante. Los viticultores enfrentan múltiples obstáculos, desde la fauna local, como los pollos polinesios que disfrutan de las uvas, hasta la maleza endémica que inhibe el crecimiento de las plantas. A pesar de estos retos, el viticultor chileno José Mingo ha logrado producir las primeras 10 botellas de vino bajo la nueva D.O. Rapanui.
La reciente reforma del Decreto 464, que regula la producción de vino en Chile, no solo incluye la nueva D.O. Rapanui, sino también la D.O. Chiloé, ampliando el alcance de la viticultura chilena a nuevas regiones. Además, se han incorporado 51 nuevas variedades de uva, como Garnacha Blanca, Fiano y Montepulciano, ampliando la diversidad de vinos que se pueden producir en el país.
La adición de la D.O. Rapanui al repertorio chileno promete no solo enriquecer la oferta de vinos, sino también atraer a turistas y amantes del vino a esta singular isla, ofreciendo una experiencia vinícola tan única como sus legendarios moáis.
