La siembra de maíz para la nueva campaña en Argentina alcanzaría el nivel más bajo en ocho años

Por Agroempresario.com

Actualmente, los productores agrícolas se encuentran evaluando cuidadosamente las condiciones climáticas, los precios de los granos y los desafíos sanitarios para decidir qué sembrar y qué área dedicar a cada cultivo. Esta decisión es crucial y debe tomarse con rapidez, ya que el tiempo es limitado y los costos y beneficios deben ser evaluados con precisión.

La campaña gruesa, que incluye soja, maíz, sorgo y girasol, iniciará a fines del próximo mes con la siembra de maíz, uno de los cultivos más importantes de Argentina. Este cereal, junto con la soja, representa tres de cada cuatro toneladas de granos producidos en el país.

Hasta el momento, la cosecha gruesa ya comenzó con la siembra de girasol, alcanzando un 3,2% de implantación de las 1,85 millones de hectáreas proyectadas, aunque con una demora de 9,5 puntos porcentuales en comparación con el promedio histórico, según el último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Sin embargo, la atención se centra en la campaña de maíz, que está atravesando una serie de desafíos significativos. El ciclo 2023/24 se vio afectado por la aparición de la chicharrita (Dalbulus maidis), una plaga que impactó más del 10% de la cosecha esperada y redujo los rendimientos en la zona núcleo, donde anteriormente no se había registrado su presencia. Ahora, los productores están evaluando sus estrategias para la próxima campaña.

Las primeras estimaciones sugieren una disminución notable en el área destinada a la siembra de maíz. El informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indica que el área proyectada para el ciclo 2024/25 sería de 6,3 millones de hectáreas, lo que representa una reducción de 1,3 millones de hectáreas respecto al ciclo anterior, es decir, una caída del 17,1%. Esta reducción situaría las cifras por debajo de las campañas de 2017/18 y 2022/23, las cuales también enfrentaron condiciones adversas.

Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyecta una caída aún mayor, con una reducción de 2 millones de hectáreas, lo que implicaría una baja del 21% en comparación con el año anterior. Según Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la BCR, de materializarse esta disminución, Argentina podría sembrar 7,67 millones de hectáreas, produciendo unas 49 millones de toneladas de maíz, siempre y cuando se mantenga un escenario climático normal.

Los factores que contribuyen a esta reducción incluyen el temor a la chicharrita, que afecta al maíz y puede dañar gravemente las plantas. Los costos de producción también son un factor clave, ya que el maíz requiere más fitosanitarios en comparación con otros cultivos. Además, los precios internacionales han disminuido, afectando la rentabilidad de la siembra.

Los precios de los granos han caído en los últimos meses, lo que afecta la rentabilidad de los productores. La soja, por ejemplo, cerró a $349,95 por tonelada en el Mercado de Chicago, una disminución del 26,5% en lo que va del año. El maíz, por su parte, terminó en $144,72 por tonelada, una baja del 21,9% desde enero. Estos descensos también se reflejan en el trigo, que bajó un 19,9%.

El escenario económico actual es desafiante para todos los granos, especialmente para el maíz, debido a la rentabilidad ajustada y al alto requerimiento de capital para su producción. Además, la previsión de una “Niña débil” o “neutral frío” para la temporada podría limitar el aporte hídrico necesario para el desarrollo óptimo del cultivo.

Los productores deben decidir si adelantar la siembra de maíz para evitar la proliferación de la chicharrita o retrasar la implantación a la espera de lluvias que podrían mejorar las condiciones para el cultivo. Sin una visión clara del futuro, la toma de decisiones se vuelve aún más compleja.