Por Agroempresario.com
En Argentina, el maíz es uno de los cultivos más importantes, y en años con alta variabilidad climática, la refertilización con nitrógeno se vuelve una práctica esencial para obtener los mejores resultados. Los expertos del INTA subrayan que la correcta aplicación de nitrógeno, ajustada a las condiciones climáticas y las necesidades del suelo, puede ser determinante para aumentar los rendimientos.
Fernando Salvagiotti, investigador del INTA Oliveros, Santa Fe, destacó que “el maíz es un componente esencial de las rotaciones agrícolas en Argentina. En los últimos años, su superficie ha crecido, y uno de los principales factores que influyen en la producción es la disponibilidad de nitrógeno en el suelo”. Además, mencionó que, en campañas con lluvias variables, ajustar la dosis de nitrógeno en etapas avanzadas del cultivo optimiza el uso de insumos y recursos. Este ajuste se realiza en función de la expectativa de lluvias y del rendimiento proyectado para complementar la fertilización inicial.
Por otro lado, Gustavo Ferraris, especialista del INTA Pergamino, Buenos Aires, señaló que la refertilización con nitrógeno generalmente se realiza en estados tempranos, entre las 4 y 6 hojas del cultivo, aunque también puede extenderse a fases vegetativas más avanzadas si las condiciones climáticas y de humedad del suelo lo permiten. Según Ferraris, las dosis de nitrógeno pueden variar entre 50 y 100 kg/ha, dependiendo de factores como el contenido inicial de nutrientes en el suelo y el rendimiento esperado.
Para complementar la estrategia, Ferraris sugirió utilizar franjas saturadas de nitrógeno, lo que permite comparar la coloración del cultivo y diagnosticar la necesidad de refertilización. Un índice de suficiencia inferior a 0,95 indica que puede lograrse un aumento de rendimiento superior al 10 %.
“La respuesta del maíz al nitrógeno depende mucho del clima”, afirmó Ferraris. En años húmedos, la demanda de nitrógeno aumenta debido a los mayores rendimientos, mientras que en campañas secas, la respuesta al nutriente puede ser mínima. Además, resaltó que en contextos con mejores condiciones hídricas, la dosis recomendada de fertilización es mayor.
Finalmente, los especialistas coinciden en que los productores deben basar sus decisiones en evidencia técnica y ajustar las prácticas de fertilización según las condiciones ambientales. Factores como la reserva de agua en el suelo, la densidad del cultivo, y el uso de tecnologías de aplicación son cruciales para maximizar la eficiencia en la absorción de nutrientes y optimizar los rendimientos del maíz.