Talento precoz en la ganadería

Por Agroempresario.com

Matilde Zurbriggen, de 12 años y cursando el 7º grado, tiene claras sus aspiraciones profesionales: quiere ser veterinaria y genetista especializada en ganadería bovina. Su dedicación y pasión por las vacas son evidentes, manifestándose en sus brillantes ojos y contagiosa sonrisa cada vez que habla sobre el tema.

El lunes pasado, Matilde llegó desde Rafaela, Santa Fe, acompañada por su padre Martín, para participar por primera vez en la Exposición Nacional de Braford con tres ejemplares de la cabaña familiar Cuatro Zetas, obteniendo el reconocimiento al mejor ternero individual a corral. Aunque la cabaña tiene apenas cuatro años de existencia, la conexión de Matilde con el ganado viene de mucho tiempo atrás, desde que acompañaba a su padre al campo desde temprana edad.

"Desde chiquitita iba al campo con papá. Pero recuerdo que a los siete años comencé a observar uno a uno los animales de pedigree y a interiorizarme por las líneas de sangre que traían", comenta Matilde.

Para Martín, ingeniero agrónomo y padre de Matilde, participar en esta exposición era un desafío emocionante. Él explica que la crianza de ganado no es la actividad principal de la familia, sino más bien una forma de enseñanza para los niños, donde se aprende día a día y se extraen valiosas lecciones de los errores cometidos.

Según Martín, Matilde posee una gran afinidad con las vacas, que parecen calmarse en su presencia. La niña, siempre con su cuadernillo y lápiz a mano, se dedica a estudiar las combinaciones genéticas y a buscar formas de mejorar la calidad del ganado de la cabaña.

Su padre destaca la capacidad de Matilde para percibir detalles morfológicos y genéticos que él mismo pasaba por alto. "Ella tiene un sexto sentido para identificar la ascendencia de los animales", comenta.

Matilde pasa muchas horas en el campo con los animales y es capaz de reconocer a cada uno de ellos. "En las exposiciones de la raza, tiene un golpe de vista impresionante para identificar la ascendencia de los animales", añade Martín.

La participación en exposiciones como esta es una experiencia enriquecedora para ambos, padre e hija. Martín admite que Matilde no solo es su compañera, sino también su asesora, y que disfruta aprendiendo junto a ella.

En cuanto al futuro de Matilde, su padre está seguro de que tiene una gran ventaja por delante y se emociona al ver cómo disfruta cada momento relacionado con su pasión por la ganadería.

En esta ocasión, la cabaña Cuatro Zetas decidió traer un ternero, resultado de una combinación seleccionada por Matilde en conjunto con la cabaña amiga Arasy. La pequeña explicó que fue su decisión insistir en la compra de este animal durante un remate.