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Por Agroempresario.com
La detección de la maleza parasitaria Orobanche cumana en las plantaciones de girasol en Bolivia ha generado una rápida reacción en Argentina, donde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) ha implementado un conjunto de medidas preventivas para proteger los cultivos nacionales. Orobanche cumana, que se adhiere a las raíces del girasol extrayendo agua y nutrientes esenciales, representa una amenaza significativa para la producción local debido a su capacidad para reducir los rendimientos en más del 50% y provocar la muerte de las plantas infestadas.
Senasa, en colaboración con diversos actores públicos y privados, ha puesto en marcha un exhaustivo plan de monitoreo y vigilancia para detectar a tiempo cualquier indicio de la plaga. Entre las medidas adoptadas se incluyen estrictos controles fitosanitarios en la importación de semillas y herramientas agrícolas provenientes de regiones afectadas, como Bolivia. Además, se está desarrollando una red integral de vigilancia que permitirá una rápida identificación y control de la maleza si llegara a aparecer en territorio argentino.
Orobanche cumana es conocida por su capacidad de dispersarse fácilmente a través del viento, el agua, los animales y las actividades humanas, y su presencia global ha sido devastadora para los cultivos de girasol en países como España, Ucrania y Rusia. En estos lugares, la plaga ha causado graves pérdidas económicas y ha obligado a los agricultores a adoptar costosos métodos de control.
Para mitigar el riesgo, Senasa recomienda a los agricultores argentinos que adquieran exclusivamente semillas certificadas por el Instituto Nacional de Semillas (Inase), lo que ayuda a reducir el riesgo de introducir semillas contaminadas. También es crucial que los productores estén atentos a cualquier señal de infestación y reporten inmediatamente cualquier sospecha al Sistema Nacional Argentino de Vigilancia y Monitoreo de Plagas (Sinavimo).
La amenaza de Orobanche cumana ha encendido las alarmas en Argentina, subrayando la importancia de una vigilancia fitosanitaria rigurosa para proteger la producción de girasol. La cooperación entre el sector público y privado será fundamental para enfrentar esta amenaza y garantizar la seguridad de los cultivos nacionales. Mientras tanto, Senasa continúa trabajando en el fortalecimiento de las medidas preventivas para evitar que la plaga tenga un impacto negativo en la agricultura argentina.
