Inundaciones en Buenos Aires: el campo detiene su producción de girasol y acelera el traslado de ganado

Por Agroempresario.com

Las fuertes lluvias que azotaron el centro, sudoeste y sudeste de Buenos Aires en las últimas semanas han generado importantes complicaciones para los productores de la región. El agua acumulada ha provocado la suspensión de la cosecha de girasol y ha puesto en alerta a los ganaderos, quienes deben mover a su hacienda a lugares más secos para evitar la pérdida de animales y forrajes.

Según un informe de la consultora AZ-Group, las inundaciones afectan a casi 2 millones de hectáreas en más de 13 partidos de la provincia. En algunos sectores, las lluvias acumuladas superaron los 400 milímetros en tan solo 10 a 15 días, lo que ha generado inundaciones de gran magnitud.

El análisis realizado por AZ-Group también detalla cómo se distribuyen las áreas más afectadas. En el sudoeste bonaerense se distinguen dos subregiones: por un lado, la zona serrana, que incluye a Coronel Suárez, La Madrid, Coronel Pringles, Coronel Dorrego y González Chaves, donde el agua podría escurrir más rápidamente. Por otro lado, la zona más afectada comprende a Guaminí, Huanguelén, Daireaux, Carhué y Pigué, que presentan un relieve endorreico, sin desagües naturales, lo que hará que el agua permanezca en los campos durante más tiempo.

Estanislao Quiroga, consultor en ganadería de AZ-Group, indicó que, en la región más afectada por la falta de drenaje, los productores podrán comenzar a cosechar girasol recién dentro de 10 días si las condiciones climáticas no empeoran. En este escenario, también se plantea la dificultad para transportar la producción hacia los centros de acopio, debido al mal estado de los caminos.

La preocupación principal en la zona está centrada en el girasol, ya que la cosecha de maíz no comenzará hasta junio o julio debido a las siembras tardías. A pesar de que los cultivos de maíz no han sufrido daños significativos, los productores temen que el riesgo de pérdidas en el girasol sea alto, especialmente en la región endorreica, donde el agua se retira más lentamente.

En cuanto a los problemas de acceso para las trilladoras, Juan Balbín, productor de General Villegas, señaló que la situación es menos grave al norte de la Ruta 5, donde los campos han permanecido más secos. Sin embargo, al sur de esta vía, los productores enfrentan un panorama más complicado, con la necesidad de realizar obras de drenaje para evitar mayores complicaciones.

En el sector ganadero, la situación también se ve afectada por las inundaciones. En los campos ganaderos, los productores se han visto obligados a reprogramar la planificación forrajera y encerrar a la hacienda en las lomas secas, donde pueden suplementar a los animales con alimentos adicionales. Sin embargo, Quiroga destacó que un aspecto positivo de las lluvias es que favorecerán el crecimiento otoñal de los pastos naturales y de los agropiros que no han sido anegados. Este rebrote será utilizado más adelante para alimentar a las vacas en parición.

Otro de los desafíos que enfrentan los ganaderos es el posible lavado de nitrógeno en los suelos, lo que podría afectar el contenido de nutrientes esenciales para el crecimiento de los cultivos. A partir de este fenómeno, los productores deberán controlar los niveles de nitrógeno en los suelos después del primer pastoreo de los verdeos de invierno sembrados en enero y febrero. En caso de ser necesario, se recomendará aplicar fertilizantes adicionales, como urea, para recuperar los niveles adecuados de nutrientes.

La situación ganadera, aunque complicada, es algo que se espera se recupere en el corto plazo. La producción de pasto había sido muy buena antes de las lluvias, lo que permitió a los ganaderos obtener preñez de hasta un 92% y destetes con un 10-15% más de peso que el promedio histórico. Sin embargo, aquellos que no pudieron realizar los trabajos programados antes de las lluvias podrían enfrentar demoras y complicaciones, especialmente en lo que respecta a la vacunación contra la fiebre aftosa, que es crucial para la movilización de los terneros.

A pesar de la gravedad de la situación, las lluvias de marzo, aunque intensas, aún ofrecen una oportunidad para los productores de reorganizarse. A diferencia de lo que ocurriría si estas lluvias hubieran caído en junio, las altas temperaturas actuales favorecen la evaporación del agua, lo que permitirá a los productores ajustar sus estrategias productivas en el corto plazo.

En la región núcleo, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que las lluvias recientes han ayudado a recuperar las reservas hídricas en los suelos. Según Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), las reservas de agua útil han comenzado a mejorar, lo que será clave para la próxima campaña de granos finos.