Por Agroempresario.com

La alimentación es un factor determinante en el desarrollo cognitivo y la salud cerebral. Diversos estudios han demostrado que una dieta equilibrada no solo nutre el cuerpo, sino que también mejora la función cerebral y el bienestar emocional. En este sentido, las dietas ricas en proteínas y carbohidratos, como la mediterránea, han ganado reconocimiento por su impacto positivo en la salud. 

Un alimento que se destaca dentro de estas dietas es el queso, un lácteo nutritivo y versátil que se puede incorporar fácilmente en la rutina alimentaria. Con su amplia variedad de sabores y texturas, el queso se ha convertido en una opción atractiva y deliciosa para quienes buscan cuidar su salud sin sacrificar el placer de comer.

Recientemente, un estudio japonés ha llamado la atención de expertos en salud y tecnología al observar los efectos del consumo de queso, como el feta y el cheddar, en la actividad cerebral. Los investigadores encontraron que estos quesos pueden inducir cambios positivos en la función cerebral, lo que resalta la importancia de este alimento en la dieta diaria.

El impacto del queso en el cerebro se atribuye principalmente a dos aminoácidos esenciales: el triptófano y la tirosina. El triptófano es un precursor de la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo, mientras que la tirosina está relacionada con la producción de dopamina, vinculada a la sensación de placer y satisfacción. Además, el queso es rico en nutrientes clave como la vitamina B12, el calcio y el fósforo, minerales esenciales para el funcionamiento adecuado del cerebro.

Sin embargo, los especialistas advierten sobre la importancia de elegir los tipos de queso adecuados. Se recomienda evitar los lácteos altamente procesados, como los formatos para untar o envasados individualmente, ya que estos pueden contener diacetilo, una enzima que podría contribuir al deterioro de la memoria y aumentar el riesgo de enfermedades cerebrovasculares.

En conclusión, incorporar queso de alta calidad en la dieta puede ser una estrategia efectiva y deliciosa para promover la salud cerebral. Así, disfrutar de este alimento no solo es un placer para el paladar, sino también un acto que puede contribuir al bienestar mental y emocional.